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    Fragmentos literarios (120 respuestas) thread icon

    41 [del]

    Estoy bastante aislado y no me gusta hablar con nadie como no sea con los camareros que son guapos y sé lo que van a decirme. Yo te recuerdo siempre. Te recuerdo demasiado. Me parece que tengo una cálida moneda de oro en la mano y no la puedo soltar. Pero tampoco quiero soltarla, hijito. Tengo que pensar que eres feísimo para quererte más.

    — LORCA, Federico García, Fragmento de una carta a Salvador Dalí, agosto del 1927.

    42 [del]

    Ese es el problema con la bebida, pensé, mientras me servía un trago. Si ocurre algo malo, bebes para olvidarlo; si ocurre algo bueno, bebes para celebrarlo; y si no pasa nada, bebes para que pase algo.

    — BUKOWSKI, Charles.

    43 [del]

    La risa no es un mal comienzo para la amistad. Y está lejos de ser un mal final.

    — WILDE, Oscar.

    44 [del]

    ¿De qué puede servirme que aquel hombre
    haya sufrido, si yo sufro ahora?


    — BORGES, Jorge Luis, Cristo en la cruz.

    45 [del]

    Su extraña belleza tenía una cualidad perturbadora de la cual ni ella escapaba, parecía fabricada de un material diferente al de la raza humana.

    — ALLENDE, Isabel, La casa de los espíritus.

    46 [del]

    Because you are wearing it, I will like it.

    — KAFKA, Franz, 1912.

    47 [del]

    En algún momento de la década del treinta del pasado siglo, el escritor cordobés Juan Filloy le envió por correo a su colega Jorge Luis Borges, un ejemplar de su primera novela, ¡Estafen!, publicada en 1931. En la primera página de aquella edición de autor, Filloy escribió “Con afecto” y su nombre. Muchos años después, en una de las pocas ocasiones que salió de Río Cuarto –la ciudad donde vivió durante sesenta y cuatro años–, debió trasladarse a Buenos Aires por unos días y aprovechó la ocasión para visitar las librerías de la calle Corrientes. Entre una montaña de libros de segunda mano encontró un ejemplar de su primera novela, lo que no dejó de llamarle la atención: sus libros eran ediciones limitadas, que solo circulaban entre amigos. Cuando abrió el volumen, descubrió que se trataba del mismo ejemplar que le había obsequiado al autor de Historia universal de la infamia. Compró el ejemplar por unos pocos pesos y cuando regresó a Córdoba, lo ensobró y volvió a enviárselo a Borges. Esta vez, debajo de la primera dedicatoria, escribió: “Con renovado afecto, Juan Filloy”.
    La anécdota, referida por un muy anciano Filloy al periodista Hernán Casciari, ilustra algunos rasgos de la obra y la vida de este jurista devenido escritor ante la creación: su especial sentido del humor (una corriente que atraviesa todos sus libros), su persistencia ante el material impreso y su propia posición en el mapa de la literatura argentina, en el que por muchas décadas permaneció ignorado, como un accidente que los cartógrafos observan pero no registran en el trazado.

    Fuente: http://asuntoliterario.blogspot.com/2016/09/la-obra-del-escritor-argentino-juan.html

    48 [del]

    “El lirismo usado hasta ahora es bobalicón y miedoso. Es pura agachada de si doy o no doy. Está ya agrietado y maquillado con los abundantes coldcreams de los academicismos. Su vejez es espantosa y repugnante ante las nuevas fórmulas. Todo está en dejar a la imaginación, al alma, al corazón, a la sangre, a la virilidad, el que la tenga, decir, gritar, aullar con entusiasmo tal que aplaque el dolor de la carne abierta en la intensidad del malón espiritual. No administrar el talento en pequeñas dosis para pequeños y moribundos libros, sino darse entero, volcarse hasta la última arruga del cerebro, con la generosidad de quien sabe que hay más en la casa”.

    ~OLIVARI, Nicolás, (del prólogo --“Palabras que se lleva el viento”-- de El gato escaldado).

    49 [del]

    En el seno del gris rebaño se esconden lobos, es decir, personas que continúan sabiendo lo que es la libertad. Y esos lobos no son sólo fuertes en sí mismos, también existe el peligro de que contagien sus atributos a la masa, cuando amanezca un mal día, de modo que el rebaño se convierta en horda. Tal es la pesadilla que no deja dormir tranquilos a los que tienen el poder.

    ~JÜNGER, Ernst.

    50 [del]

    El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente virgen. Me acordé de Rosa Cabarcas, la dueña de una casa clandestina que solía avisar a sus buenos clientes cuando tenía una novedad disponible. Nunca sucumbí a ésa ni a ninguna de sus muchas tentaciones obscenas, pero ella no creía en la pureza de mis principios. También la moral es un asunto de tiempo, decía, con una sonrisa maligna, ya lo verás.
    ~ GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel, Memoria de mis putas tristes.

    51 [del]

    La familia Cateura

    Felipito, el hijo del señor Cateura, estaba observando desde la azotea de la casa el paso del satélite artificial. El señor Cateura, en cuanto llegó, buscó a su hijo por toda la casa y cuando lo encontró le pegó un furibundo puntapié en la nuca.

    —¡Monstruo! ¡Canalla! ¡Miserable! —gritó el hombre, echando espuma por la boca mientras retorcía el cuello de Felipito—. ¿Conque espiando las piernas de las vecinas?

    —No, papá —se apresuró a decir el niño—. No espiaba a las vecinas. Estaba esperando que pase el satélite artificial.

    —¡Excusas! ¡Puras excusas para no estudiar! —chilló el señor Cateura, al mismo tiempo que mordía con furia una de las orejas de Felipito—. ¿Te creés que mirando al cielo como un papamoscas vas a disolver la Convencional? ¿Te creés que mirando el satélite vas a conseguir que caiga el decadente gobierno vasco? ¿Te creés que mirando las piernas de la vecina vas a conseguir una huelga general? ¡No, demonio! Porque una huelga general sólo la conseguirás estudiando latín, porque el latín, bruto, te enseñará a ser un buen depuestista y te enseñará a ser el mejor carnicero del barrio, como soy yo.

    —Pero ya estudié latín, papá —se animó a opinar Felipito—. Ahora estaba esperando que pasara el satélite.

    —¡Qué satélite ni satélite, bestia! —rugió el señor Cateura mientras arrastraba al niño de los pelos por toda la azotea. Lo que tú hacías era espiar a las señoritas de enfrente. ¿Te parece bien, imbécil, que mientras tu padre gasta montones de dinero en libros de latín, tú te pasas espiando a las vecinas? ¿Te parece bien, depravado, que mientras yo me sacrifico todo el día en la carnicería, tú te pasas mirando las piernas de todas las señoritas del barrio? ¡No, canalla! ¡Pundonor y decencia! ¡Rectitud y moral! ¡Austeridad y continencia! Eso es lo que necesitas, monstruo repugnante.

    —¿Qué es lo que pasa? —preguntó Jezabel, la señora de Cateura, que entraba en ese momento.

    —Que al degenerado de tu hijo le da por espiar a las señoritas de enfrente en vez de estudiar latín —explicó Cateura, al mismo tiempo que le daba a Felipito un feroz rodillazo en la campanilla.

    —¡Castígalo por bruto! —gritó Jezabel— ¡Así aprenderá que con lo único que podrá ser un buen carnicero es con el estudio del latín!

    Y el señor Cateura, luego de golpear otra vez a su hijo, se encerró en su dormitorio y se puso a leer ávidamente el libro "La Hembra".

    52 [del]

    [h1]La rata con thinner[/i]

    Hace un tiempo estuve rentando un depa junto con un primo, pero el vato estaba bien pinche loco sexual, seguido llegaba con lavacoches, inditos, morritos, indigentes y hasta centroamericanos de las vías del tren. Mi primo, muy buen samaritano, les daba de tragar, los dejaba bañarse, o hasta les rolaba ropa y tenis; todo eso a cambio de cojer o mínimo dejarse mamar la riata.

    Admito que al principio no me gustaba mucho la idea, y prefería encerrarme en mi cuarto oyendo música, fumarme un porro o lo que fuera, menos oler a los vagabundos. Pero mi primo iba trayendo wueyes más cabrones, yonquis, dementes maltripeados y pues me pedía que lo cuidara por si se ponían agresivos, además que él se apendejaba bastante con los poppers, jajaja. Acepté de mala gana, aunque le fui agarrando el gusto y el morbo de ver cabrones de la calle cojerse sin condón a mi primo.

    53 [del]

    Una vez, estando yo en la cocina, llegó mi primo y me dio un tufo culerisimo pero cabrooon. Yo pensé que se había traído un cadáver o algo así, cuando me asomo y trajo al vagabundo más pinche yonqui llevado a la verga que se puedan imaginar. Todo mugroso, piojoso, con el pelo hecho rastas como de mugre y mierda, tembloroso con la mirada perdida, y con una chamarra dura de tanta suciedad.

    Le dimos una maruchán al wey, y mientras tragaba le dije a mi primo "numaaa te pasas de cabrón" y nomás el me dice "ja ja, ya sé". En eso el vato se mete la mano en la chamarra y agarro mi fusca por si las moscas. Pero nel, el wey nomás saca una pinche ratota toda muerta toda tiesa, la empapa de thinner y se pone a inhalarla como estopa. Yo dije "numaaa, ¿¿qué pex?!" y mi primo ya estaba bien caliente, como que le prendió esa chingadera y se aventó así a mamarle la verga, sin siquiera bañarlo.

    54 [del]

    El mugroso estaba ahí de piernas abiertas inhalando su ratota, mientras mi primo le quitó el pantalón todo mugriento, y le sacó la verga. La neta la tenía enorme, quizá hasta estuviera rica sin todas esas capas de esmegma ni las ladillas que adornaban sus rastas púbicas. Mi primo se tragaba toda la riata y yo no sabía si excitarme o vomitar, así que opté por fumarme unos porritos.

    Mi primo, todo caliente, se desnudó por completo y le ofreció su culo al malviviente, quien sin pensárselo se puso a mamárselo. El pasivote de mi primo estaba en pleno éxtasis, en un estado de trance al sentir su culo mimado por el hocico del indigente. No tardó mucho el vato en ensartarle su macanota, toda dura y sin condón, haciendo gemir y gritar a mi primo como puta en celo, todo entrado en los poppers.

    Estaban en el mete y saca cuando el wey saca su rata, le da un jalón profundo y toma que se la mete en el ano a mi primazo numaaa. Y dale que se lo sigue cojiendo más duro, empujándole la rata al recto. Una cojida cada vez más brutal, y luego de un rato ya el culo de mi primo escurriendo mecos. El cabrón este luego de sacar su riata ya aguada, se chinga lo último de su marichán y me empieza a gritar. No sé ni qué vergas balbuceaba, y ya andaba bien mariguas, así que nomás le apunté con la fusca y lo mandé corriendito a chingar a su padre. El vato salió todo escamado que ni tiempo tuvo de ponerse los pantalones jajaja. Y yo me quedé dormido.

    Al rato me despierto con los quejidos de mi puto primo. Estaba chille y chille que le dolía el culo y las tripas, ni se acordaba de todo lo que le hizo su amante. Yo de buena onda lo ayudé para llevarlo al baño, que acabara de cagar los mecos atorados y numaaa que le sale la pinche rata del culo, pero toda despedazada y llena de gusanos. Mi primo casi se desmaya del susto y me pidió que lo llevara a la clínica pa que le hicieran un lavado jajaja pero bien valiente que se sentía en su calentura jeje es neta.

    55 [del]

    Nunca he sentido nostalgia de la infancia; nunca he sentido nostalgia de nada. Soy, por índole y en el sentido literal de la palabra, futurista […]. Tengo del pasado tan sólo la nostalgia de personas idas a las que he amado; pero no es una nostalgia del tiempo en que las amé, sino de ellas; las querría vivas hoy, y con la edad que hoy tendrían si hasta hoy hubiesen vivido.
    ~PESSOA, Fernando.

    56 [del]

    Yo nunca he tenido en cuenta al lector, la prueba es que no los tuve. No los tuve durante mucho tiempo. De 'Pedro Páramo' se editaron dos mil ejemplares, mil de los cuales los compré yo para regalar a los amigos. Los otros mil tardaron cuatro años en venderse. Luego sí, al cabo de los años, comenzaron las ediciones. Pero todo esto esto no tiene importancia. Yo no he podido vivir nunca de la literatura. Y me parece bien.
    ~RULFO, Juan.

    57 [del]

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    99 [del]

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    100 [del]

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    101 [del]

    aver

    102 [del]

    aver

    103 [del]

    NO ME LO CREO

    104 [del]

    Yahooo

    105 [del]

    "Porque el amor no llega. La juventud se me escurre entre los dedos y el amor no llega. Sufro por eso. Sufro también por el rechazo. Pero la falta de amor es peor."

    ~SOSA VILLADA, Camila, Las Malas

    106 [del]

    María era la santa de nuestra iglesia. El problema es que María no creía lo mismo. Estaba aterrada. En la pizarra mágica que usaba para comunicarse con nosotras, escribió: KIEN ME BA QUERER ASI. Qué podía responderle. El hombre que no quisiera a una mujer que prometía ser pájaro era un hombre estúpido y olvidable. Ella borró en la pizarra y escribió: KOMO BOY ATRABAJAR. Le dije que yo trabajaría por las dos, aunque la promesa fuera completamente falsa. Ella negó con la cabeza y enterró su rostro en las almohadas ribeteadas con puntillas de plumetí. SOI UN MOSTRO, escribió casi sin mirar la pizarra.

    — SOSA VILLADA, Camila, Las Malas

    107 [del]

    ¿Qué hacer con la certeza de que la mirada del otro dice lo mismo que la nuestra, que es posible por un momento amarse con alguien, que es posible salvarse, que la felicidad existe?

    — SOSA VILLADA, Camila, Las Malas

    108 [del]

    [...] La desidia de la gente ese día me ofreció una revelación: estaba sola, este cuerpo era mi responsabilidad. Ninguna distracción, ningún amor, ningún argumento, por irrefutable que fuese, podían quitarme la responsabilidad de mi cuerpo. Entonces me olvidé del miedo.

    — SOSA VILLADA, Camila, Las Malas.

    109 [del]

    El hombre sentado en su silla de rey

    arrancaba con los dientes jirones de carne

    del hueso de una costilla.

    Tiene la boca grasienta.

    En la mesa un sifón de soda y una botella de vino,

    un vaso que tiene los bordes grasientos.

    Un perro cachorro duerme al fondo del cuarto

    y algunas moscas sobrevuelan su sueño.

    La radio sintonizada en la voz de Mario Pereyra.

    Un pan duro se desmorona sobre la mesa 

    y el hombre continúa arrancando la carne del hueso.

    Tocan la puerta.

    Quién es, pregunta el hombre.

    Somos los dolores que causaste, las tristezas que provocaste.

    Aquí estamos para hacer cuentas.

    El hombre se levanta tirando sobre la mesa

    el repasador con que se limpia la boca.

    Cualquiera diría que es un hombre valiente,

    o se amedrenta  frente a la voz del destino.

    Somos los animales que mataste,

    las lagrimas que provocaste,

    las consecuencias que no importaron,

    las personas que no quisiste dignamente.

    Somos nosotros, los dolores de tus hijos,

    los dolores de tus mujeres,

    los malos recuerdos que cincelaste,

    las ruinas sagradas sobre las que escupiste.

    El hombre abre la puerta y los deja pasar,

    les pide disculpas por los pocos muebles.

    Y se excusa: hace mucho tiempo

    se ha olvidado de todos ellos.

    Ahí se sienta a mirarlos,

    últimamente cada vez mas seguido,

    cada día, cada noche,

    se acuesta a mirar la obra de su daño.

    Piensa en eso y a veces se lo olvida.

    Su hija lo viene a visitar y lo cubre de besos.

    El cachorro salta y engorda,

    la sangre se desprende del hueso.

    Y la cama es cómoda.


    — SOSA VILLADA, Camila.

    110 [del]

    Desconfiábamos doblemente de ellas por su vida de varones. No voy a mentir, muchas de nosotras retornábamos a veces a nuestro aspecto masculino, emprendíamos ese regreso por el camino de la vergüenza, nos metíamos en nuestro cuerpo antiguo, en la imagen negada y a veces hasta odiada. Y Las Cuervas traían consigo ese aura de varón que nos revolvía el estómago de sólo tenerlas cerca. No era sólo el hecho de no salir del armario. Era que no salían por mera comodidad. Su comodidad dejaba en evidencia nuestra incomodidad: nosotras no habíamos tenido nunca la oportunidad de escondernos en el armario. Nosotras habíamos nacido ya expulsadas del armario, esclavas de nuestra apariencia.

    — SOSA VILLADA, Camila, Las malas.

    111 [del]

    "La libertad no es un estado sino un proceso; sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe. Sólo la cultura da libertad. No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas; no la de pensar, sino dad pensamientos. La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura".

    ~Miguel de Unamuno.

    112 [del]

    Pero siempre entendemos demasiado tarde a los seres que más cerca están de nosotros, y cuando empezamos a aprender este difícil oficio de vivir ya tenemos que morirnos, y sobre todo ya han muerto aquellos en quienes más habría importado aplicar nuestra sabiduría.

    ~SÁBATO, Ernesto.

    113 [del]

    Anastasio Quiroga era un folklorista que -según Kusch- conservaba "su concepción del mundo popular y jujeño". Cuenta Kusch que una noche de Año Nuevo pudo grabar "los mejores aspectos del pensamiento de don Anastasio". Habló del don de curar que tiene alguna gente: "quien tiene ese don es capaz de curar un animal embichado incluso por teléfono". Decía que quien no tiene ese don tiende a simularlo, porque "el que no es nada es el que se aflige por serlo". Atribuía ese don a "la natura", término que no supo decir de dónde lo había tomado.

    114 [del]

    Me recuerdo meneándomela delante del espejo del armario después de ponerme los zapatos de tacón alto de mi madre, mirándome las piernas, levantándome lentamente la falda por los muslos, más y más alta, como si estuviese descubriendo los muslos de una mujer, recreándome en la visión de las piernas oscurecidas por las medias; y siendo interrumpido por dos amigos entrando en la casa.

    —Sé que está por aquí en alguna parte.

    Y yo vistiéndome apresuradamente, y entonces uno de ellos abriendo la puerta y encontrándome.

    —¡Hijos de mala puta! —grité yo, y los eché fuera de casa destempladamente, y los oí hablar mientras se alejaban:

    —¿Qué le pasa?  ¿Qué coño le pasará?


    ~BUKOWSKI, Charles, Confesiones de un hombre lo bastante loco
    como para vivir con las bestias
    .

    https://sites.google.com/view/maldito-charles-bukowski/textos/se-busca-una-mujer/confesiones-de-un-hombre-lo-bastante-loco-como-para-vivir-con-las-bestias

    Vía: @EscritoresMalditos@mastodon.world

    115 [del]

    No quiero más que estar sobre tu cuerpo como lagarto al sol los días de tristeza.

    ~VALENTE, José Ángel.

    116 [del]

    ¿Sabes por qué este mundo no tiene arreglo? Le aseguré que no sabía. Me dijo: - Porque los sueños de uno son las pesadillas de otro.

    ~BIOY CASARES, Adolfo, Dormir al sol.

    117 [del]

    La maniática tarea de construir eternidades con elementos hechos de fugacidad, tránsito y olvido.

    ~ONETTI, Juan Carlos.

    118 [del]

    El peso de las palabras no dichas es más pesado que cualquier carga que llevemos. Es el peso de las cosas que no se dicen, de las emociones enterradas profundamente, de las verdades escondidas en los rincones oscuros de nuestra mente. Y a medida que ese peso crece, comienza a aplastarnos, a asfixiarnos, hasta que ya no podemos hablar, ya no podemos expresar las cosas que necesitamos decir, las cosas que podrían liberarnos de la prisión de nuestro propio silencio.

    ~WALKER, Alice, El color púrpura.

    119 [del]

    “Créeme, estoy en el centro de mi habitación
    esperando que llueva. Estoy solo. No me importa terminar o no mi poema. Espero la lluvia, tomando café y mirando por la ventana un bello paisaje de patios interiores, con ropas colgadas y quietas, silenciosas ropas de mármol en la ciudad, donde no existe
    el viento y a lo lejos sólo se escucha el zumbido de una televisión en colores, observada por una familia que también, a esta hora, toma café reunida alrededor
    de una mesa: créeme: las mesas de plástico amarillo se desdoblan hasta la línea del horizonte y más allá:
    hacia los suburbios donde construyen edificios
    de departamentos, y un muchacho de 16 sentado sobre ladrillos rojos contempla el movimiento de las máquinas.
    El cielo en la hora del muchacho es un enorme
    tornillo hueco con el que la brisa juega. Y el muchacho juega con ideas. Con ideas y escenas detenidas.
    La inmovilidad es una neblina transparente y dura que sale de sus ojos.
    Créeme: no es el amor el que va a venir,
    sino la belleza con su estola de albas muertas.

    ~BOLAÑO, Roberto.

    120 [del]

    Delila hace
    en qué consiste su grand
    lo podríamos vencer, p
    y lo atormentemos: y
    otros te dará mil y o
     6 `Y Delila dijo á
    que me declares
    de fuerza, y cóm
    ser atormentad
     7 Y respond
    con siete mi
    estén enjunto
    seré como cu
     8 Y los pr
    jeron siete
    se habían
     9 Y  es
    una cá
    són, l
    est
    po

    a
    o
    y

    (...)

                Los Danitas roban
    te daré diez siclos de pla-
        ordinario de vestidos, y
             vita se quedó.
             Levita en morar con
                 tenia como a uno

                      l Levita y aquel
                       te, y estaba en

                         é que Jehová
                          Levita es he-


                           dad de Lais,
                                      rey en
                                        la tri-
                                         don-
                                        no le
                                            Is-

                                              i-
                                               -
                                              e
                                               ,
                                               -
                                              a


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