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    Fragmentos literarios (120 respuestas) thread icon

    20 [del]

    “¿En qué pienso? En abrazos. Nunca he conocido a nadie capaz de aceptar mis demostraciones de afecto cotidianas y devolvérmelas en la misma medida.”

    — PLATH, Sylvia, The Journals of Sylvia Plath 1950-1962.

    21 [del]

    “Ahora ya no pienso en nadie; ni siquiera me cuido de buscar palabras. La cosa se desliza en mí más o menos rápido; no fijo nada, la dejo correr. La mayor parte del tiempo, al no unirse a palabras, mis pensamientos quedan en nieblas. Dibujan formas vagas y agradables, se disipan; enseguida los olvido.”

    — SARTRE, Jean-Paul, La náusea

    22 [del]

    “Solía ​​anunciar mi lealtad y no creo que haya una sola persona que ame a la que no haya traicionado”.

    — CAMUS, Albert.

    23 [del]

    Encontré este breve cuento en DeviantArt y aunque tiene algún problema de redacción y otros de puntuación, se deja leer y el desarrollo y el final me gustaron mucho.
    https://www.deviantart.com/heru-tapeworm/art/un-fuerte-golpe-6845067

    24 [del]

    Si para ganar tengo que hacer trampas... prefiero perder. Ante este mundo de ganadores vulgares y deshonestos, de prevaricadores falsos y oportunistas, de gente importante que ocupa el poder, de todos los neuróticos del éxito, del figurar, del llegar a ser. Ante esta antropología del ganador de lejos prefiero al que pierde.

    — PAOLINI, Pier Paolo.

    25 [del]

    El momento más solitario en la vida de alguien es cuando está viendo cómo su mundo se desmorona, y lo único que puede hacer, es mirar fijamente.

    — FITZGERALD, Scott, El gran Gatsby

    26 [del]

    Quiero desaparecer y no morir

    Quiero no ser y perdurar

    Y saber que perduro

    Llamo a las puertas de la muerte

    Y me retiro

    Llamo a la vida y huyo avergonzado

    Quiero ser toda mi alma y no lo puedo

    Quiero todo mi cuerpo y no lo logro. 


    — HUIDOBRO, Vicente.

    27 [del]

    Inglaterra sólo produce tres cosas buenas: El té, el whisky y mis libros. Pero resulta que el té es chino, el whisky es escocés y yo soy irlandés. O sea que Inglaterra lo único bueno que tiene lo ha tomado de otros países.

    — WILDE, Oscar.

    28 [del]

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    29 [del]

    Saludos a todos los VVimPRS

    30 [del]

    No, pero pensándolo francamente, lo más absurdo de estas vidas que pretendemos vivir es su falso contacto. Órbitas aisladas, de cuando en cuando dos manos que se estrechan, una charla de cinco minutos, un día en las carreras, una noche en la ópera, un velorio donde todos se sienten un poco más unidos (y es cierto, pero se acaba a la hora de soldadura). Y al mismo tiempo uno vive convencido de que los amigos están ahí, de que el contacto existe, de que los acuerdos o los desacuerdos son profundos y duraderos. Cómo nos odiamos todos, sin saber que el cariño es la forma presente de ese odio, y como la razón del odio profundo es esta excentración, el espacio insalvable entre yo y tu, entre esto y aquello.

    — CORTÁZAR, Julio, Rayuela

    31 [del]

    —Estaba al borde de un cantero, una flor amarilla cualquiera. Me había detenido a encender un cigarrillo y me distraje mirándola. Fue un poco como si también la flor me mirara, esos contactos, a veces... Usted sabe, cualquiera los siente, eso que llaman la belleza. Justamente eso, la flor era bella, era una lindísima flor. Y yo estaba condenado, yo me iba a morir un día para siempre. La flor era hermosa, siempre habría flores para los hombres futuros. De golpe comprendí la nada, eso que había creído la paz, el término de la cadena. Yo me iba a morir y Luc ya estaba muerto, no habría nunca más una flor para alguien como nosotros, no habría nada, no habría absolutamente nada, y la nada era eso, que no hubiera nunca más una flor.

    — CORTÁZAR, La flor amarilla, 1956.

    32 [del]

    Eran diez o doce cuadras, ahora solo y más lento, a través de noches molestadas por vientos tibios y helados, sobre el filo inquieto que separaba la primavera del invierno. Le sirvieron para medir su necesidad y su desamparo, para saber que la locura que compartían tenía por lo menos la grandeza de carecer de futuro, de no ser medio para nada.

    — ONETTI, Juan Carlos.

    33 [del]

    Incluso en los abismos de la vida, somos criaturas sedientas de historias. Por esa razón llevamos libros con nosotros —o dentro de nosotros— a todas partes; también a los territorios del espanto, como eficaces botiquines contra la desesperanza.

    —VALLEJO, Irene, El infinito en un junco.

    34 [del]

    No es tener sexo lo que cuenta, sino tener deseo. Hay demasiada gente que tiene sexo sin deseo. Todas esas mujeres escritoras hablan tan mal del tema, cuando es un mundo que a una le cae encima. Yo he sabido desde niña que el universo de la sexualidad era fabuloso, enorme. Y mi vida no ha hecho sino confirmarlo. Me interesa lo que se encuentra en el origen del erotismo, el deseo. Lo que no se puede, y quizás no se debe, apaciguar con el sexo. El deseo es una actividad latente y en eso se parece a la escritura: se desea como se escribe, siempre.

    — DURAS, Marguerite.

    35 [del]

    El hombre y su machete acababan de limpiar la quinta calle del bananal.
    Faltábanles aún dos calles; pero como en éstas abundaban las chircas y malvas silvestres, la tarea que tenían por delante era muy poca cosa. El hombre echó, en consecuencia, una mirada satisfecha a los arbustos rozados y cruzó el alambrado para tenderse un rato en la gramilla.
    Mas al bajar el alambre de púa y pasar el cuerpo, su pie izquierdo resbaló sobre un trozo de corteza desprendida del poste, a tiempo que el machete se le escapaba de la mano. Mientras caía, el hombre tuvo la impresión sumamente lejana de no ver el machete de plano en el suelo.


    — QUIROGA, Horacio, El hombre muerto.

    36 [del]

    El día que te fuiste entendí que no te volvería a ver. Ibas teñida de rojo por el sol de la tarde, por el crepúsculo ensangrentado del cielo. Sonreías. Dejaba atrás un pueblo del que muchas veces me dijiste: "Lo quiero por ti; pero lo odio por todo lo demás, hasta por haber nacido en él". Pensé: "No regresará jamás; no volverá nunca".

    — RULFO, Juan, Pedro Páramo.

    37 [del]

    [...] se había apoderado de mí la única convicción de que en el mundo todo daba igual. Lo venía presintiendo desde hacía ya tiempo, pero la convicción completa se me presentó de pronto el último año. De repente sentí que me daba igual que existiera el mundo o que no existiera en absoluto. Comencé a percibir con todo mi ser que nada existía a mi alrededor. Al principio creí que, a pesar de todo, en otros tiempos hubo muchas cosas, pero más tarde llegué a la conclusión de que tampoco antes las hubo, de que todo era una ilusión. Poco a poco me fui convenciendo de que jamás existiría nada. Entonces de pronto dejé de enfadarme con la gente, y apenas me percataba de ellos. La verdad es que eso afloraba incluso en las nimiedades más insignificantes; por ejemplo, iba por la calle y me chocaba con la gente. Y no era porque fuera ensimismado y pensativo: no tenía nada en que pensar; por aquel entonces dejé de pensar completamente: todo me daba igual. Si al menos hubiera resuelto algún problema; pero no resolví ninguno. ¡Y cuántos había! Pero todo me daba igual, y todos los problemas se apartaban de mí por sí solos.

    — DOSTOYEVSKI, Fiódor, El sueño de un hombre ridículo.

    38 [del]

    Por lo general, todos creemos que estamos llenos de vida y alardeamos de nuestros esfuerzos y de su fruto. En realidad, llevamos a la espalda un saco vacío que llenamos de vez en cuando con migajas de realidad. El hombre es un mendigo de la existencia. Un ridículo ganapán en la irrealidad, un chapucero de la naturaleza. Te haces un aposento en el mundo y te crees que has escapado de él. Ya no ves nada a tu alrededor. Y cuando te crees que estás más solo, te das cuenta que tu albergue carece de techo. ¿Hacia dónde vas a escupir? ¿Hacia el sol o hacia la noche? Abres las manos en el espacio. Y los dedos se te pegan en el vacío. No se adhieren a ningún ser porque el ser quema.

    — CIORAN, Emil.

    39 [del]

    Y abrí la boca para que se fuera [mi alma]. Y se fue. Sentí cuando cayó en mis manos el hilito de sangre con que estaba amarrada a mi corazón.

    — RULFO, Juan, Pedro Páramo.

    40 [del]

    Señor, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias.

    — CERVANTES, Miguel de, El Quijote de La Mancha.

    41 [del]

    Estoy bastante aislado y no me gusta hablar con nadie como no sea con los camareros que son guapos y sé lo que van a decirme. Yo te recuerdo siempre. Te recuerdo demasiado. Me parece que tengo una cálida moneda de oro en la mano y no la puedo soltar. Pero tampoco quiero soltarla, hijito. Tengo que pensar que eres feísimo para quererte más.

    — LORCA, Federico García, Fragmento de una carta a Salvador Dalí, agosto del 1927.

    42 [del]

    Ese es el problema con la bebida, pensé, mientras me servía un trago. Si ocurre algo malo, bebes para olvidarlo; si ocurre algo bueno, bebes para celebrarlo; y si no pasa nada, bebes para que pase algo.

    — BUKOWSKI, Charles.

    43 [del]

    La risa no es un mal comienzo para la amistad. Y está lejos de ser un mal final.

    — WILDE, Oscar.

    44 [del]

    ¿De qué puede servirme que aquel hombre
    haya sufrido, si yo sufro ahora?


    — BORGES, Jorge Luis, Cristo en la cruz.

    45 [del]

    Su extraña belleza tenía una cualidad perturbadora de la cual ni ella escapaba, parecía fabricada de un material diferente al de la raza humana.

    — ALLENDE, Isabel, La casa de los espíritus.

    46 [del]

    Because you are wearing it, I will like it.

    — KAFKA, Franz, 1912.

    47 [del]

    En algún momento de la década del treinta del pasado siglo, el escritor cordobés Juan Filloy le envió por correo a su colega Jorge Luis Borges, un ejemplar de su primera novela, ¡Estafen!, publicada en 1931. En la primera página de aquella edición de autor, Filloy escribió “Con afecto” y su nombre. Muchos años después, en una de las pocas ocasiones que salió de Río Cuarto –la ciudad donde vivió durante sesenta y cuatro años–, debió trasladarse a Buenos Aires por unos días y aprovechó la ocasión para visitar las librerías de la calle Corrientes. Entre una montaña de libros de segunda mano encontró un ejemplar de su primera novela, lo que no dejó de llamarle la atención: sus libros eran ediciones limitadas, que solo circulaban entre amigos. Cuando abrió el volumen, descubrió que se trataba del mismo ejemplar que le había obsequiado al autor de Historia universal de la infamia. Compró el ejemplar por unos pocos pesos y cuando regresó a Córdoba, lo ensobró y volvió a enviárselo a Borges. Esta vez, debajo de la primera dedicatoria, escribió: “Con renovado afecto, Juan Filloy”.
    La anécdota, referida por un muy anciano Filloy al periodista Hernán Casciari, ilustra algunos rasgos de la obra y la vida de este jurista devenido escritor ante la creación: su especial sentido del humor (una corriente que atraviesa todos sus libros), su persistencia ante el material impreso y su propia posición en el mapa de la literatura argentina, en el que por muchas décadas permaneció ignorado, como un accidente que los cartógrafos observan pero no registran en el trazado.

    Fuente: http://asuntoliterario.blogspot.com/2016/09/la-obra-del-escritor-argentino-juan.html

    48 [del]

    “El lirismo usado hasta ahora es bobalicón y miedoso. Es pura agachada de si doy o no doy. Está ya agrietado y maquillado con los abundantes coldcreams de los academicismos. Su vejez es espantosa y repugnante ante las nuevas fórmulas. Todo está en dejar a la imaginación, al alma, al corazón, a la sangre, a la virilidad, el que la tenga, decir, gritar, aullar con entusiasmo tal que aplaque el dolor de la carne abierta en la intensidad del malón espiritual. No administrar el talento en pequeñas dosis para pequeños y moribundos libros, sino darse entero, volcarse hasta la última arruga del cerebro, con la generosidad de quien sabe que hay más en la casa”.

    ~OLIVARI, Nicolás, (del prólogo --“Palabras que se lleva el viento”-- de El gato escaldado).

    49 [del]

    En el seno del gris rebaño se esconden lobos, es decir, personas que continúan sabiendo lo que es la libertad. Y esos lobos no son sólo fuertes en sí mismos, también existe el peligro de que contagien sus atributos a la masa, cuando amanezca un mal día, de modo que el rebaño se convierta en horda. Tal es la pesadilla que no deja dormir tranquilos a los que tienen el poder.

    ~JÜNGER, Ernst.

    50 [del]

    El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente virgen. Me acordé de Rosa Cabarcas, la dueña de una casa clandestina que solía avisar a sus buenos clientes cuando tenía una novedad disponible. Nunca sucumbí a ésa ni a ninguna de sus muchas tentaciones obscenas, pero ella no creía en la pureza de mis principios. También la moral es un asunto de tiempo, decía, con una sonrisa maligna, ya lo verás.
    ~ GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel, Memoria de mis putas tristes.

    51 [del]

    La familia Cateura

    Felipito, el hijo del señor Cateura, estaba observando desde la azotea de la casa el paso del satélite artificial. El señor Cateura, en cuanto llegó, buscó a su hijo por toda la casa y cuando lo encontró le pegó un furibundo puntapié en la nuca.

    —¡Monstruo! ¡Canalla! ¡Miserable! —gritó el hombre, echando espuma por la boca mientras retorcía el cuello de Felipito—. ¿Conque espiando las piernas de las vecinas?

    —No, papá —se apresuró a decir el niño—. No espiaba a las vecinas. Estaba esperando que pase el satélite artificial.

    —¡Excusas! ¡Puras excusas para no estudiar! —chilló el señor Cateura, al mismo tiempo que mordía con furia una de las orejas de Felipito—. ¿Te creés que mirando al cielo como un papamoscas vas a disolver la Convencional? ¿Te creés que mirando el satélite vas a conseguir que caiga el decadente gobierno vasco? ¿Te creés que mirando las piernas de la vecina vas a conseguir una huelga general? ¡No, demonio! Porque una huelga general sólo la conseguirás estudiando latín, porque el latín, bruto, te enseñará a ser un buen depuestista y te enseñará a ser el mejor carnicero del barrio, como soy yo.

    —Pero ya estudié latín, papá —se animó a opinar Felipito—. Ahora estaba esperando que pasara el satélite.

    —¡Qué satélite ni satélite, bestia! —rugió el señor Cateura mientras arrastraba al niño de los pelos por toda la azotea. Lo que tú hacías era espiar a las señoritas de enfrente. ¿Te parece bien, imbécil, que mientras tu padre gasta montones de dinero en libros de latín, tú te pasas espiando a las vecinas? ¿Te parece bien, depravado, que mientras yo me sacrifico todo el día en la carnicería, tú te pasas mirando las piernas de todas las señoritas del barrio? ¡No, canalla! ¡Pundonor y decencia! ¡Rectitud y moral! ¡Austeridad y continencia! Eso es lo que necesitas, monstruo repugnante.

    —¿Qué es lo que pasa? —preguntó Jezabel, la señora de Cateura, que entraba en ese momento.

    —Que al degenerado de tu hijo le da por espiar a las señoritas de enfrente en vez de estudiar latín —explicó Cateura, al mismo tiempo que le daba a Felipito un feroz rodillazo en la campanilla.

    —¡Castígalo por bruto! —gritó Jezabel— ¡Así aprenderá que con lo único que podrá ser un buen carnicero es con el estudio del latín!

    Y el señor Cateura, luego de golpear otra vez a su hijo, se encerró en su dormitorio y se puso a leer ávidamente el libro "La Hembra".

    52 [del]

    [h1]La rata con thinner[/i]

    Hace un tiempo estuve rentando un depa junto con un primo, pero el vato estaba bien pinche loco sexual, seguido llegaba con lavacoches, inditos, morritos, indigentes y hasta centroamericanos de las vías del tren. Mi primo, muy buen samaritano, les daba de tragar, los dejaba bañarse, o hasta les rolaba ropa y tenis; todo eso a cambio de cojer o mínimo dejarse mamar la riata.

    Admito que al principio no me gustaba mucho la idea, y prefería encerrarme en mi cuarto oyendo música, fumarme un porro o lo que fuera, menos oler a los vagabundos. Pero mi primo iba trayendo wueyes más cabrones, yonquis, dementes maltripeados y pues me pedía que lo cuidara por si se ponían agresivos, además que él se apendejaba bastante con los poppers, jajaja. Acepté de mala gana, aunque le fui agarrando el gusto y el morbo de ver cabrones de la calle cojerse sin condón a mi primo.

    53 [del]

    Una vez, estando yo en la cocina, llegó mi primo y me dio un tufo culerisimo pero cabrooon. Yo pensé que se había traído un cadáver o algo así, cuando me asomo y trajo al vagabundo más pinche yonqui llevado a la verga que se puedan imaginar. Todo mugroso, piojoso, con el pelo hecho rastas como de mugre y mierda, tembloroso con la mirada perdida, y con una chamarra dura de tanta suciedad.

    Le dimos una maruchán al wey, y mientras tragaba le dije a mi primo "numaaa te pasas de cabrón" y nomás el me dice "ja ja, ya sé". En eso el vato se mete la mano en la chamarra y agarro mi fusca por si las moscas. Pero nel, el wey nomás saca una pinche ratota toda muerta toda tiesa, la empapa de thinner y se pone a inhalarla como estopa. Yo dije "numaaa, ¿¿qué pex?!" y mi primo ya estaba bien caliente, como que le prendió esa chingadera y se aventó así a mamarle la verga, sin siquiera bañarlo.

    54 [del]

    El mugroso estaba ahí de piernas abiertas inhalando su ratota, mientras mi primo le quitó el pantalón todo mugriento, y le sacó la verga. La neta la tenía enorme, quizá hasta estuviera rica sin todas esas capas de esmegma ni las ladillas que adornaban sus rastas púbicas. Mi primo se tragaba toda la riata y yo no sabía si excitarme o vomitar, así que opté por fumarme unos porritos.

    Mi primo, todo caliente, se desnudó por completo y le ofreció su culo al malviviente, quien sin pensárselo se puso a mamárselo. El pasivote de mi primo estaba en pleno éxtasis, en un estado de trance al sentir su culo mimado por el hocico del indigente. No tardó mucho el vato en ensartarle su macanota, toda dura y sin condón, haciendo gemir y gritar a mi primo como puta en celo, todo entrado en los poppers.

    Estaban en el mete y saca cuando el wey saca su rata, le da un jalón profundo y toma que se la mete en el ano a mi primazo numaaa. Y dale que se lo sigue cojiendo más duro, empujándole la rata al recto. Una cojida cada vez más brutal, y luego de un rato ya el culo de mi primo escurriendo mecos. El cabrón este luego de sacar su riata ya aguada, se chinga lo último de su marichán y me empieza a gritar. No sé ni qué vergas balbuceaba, y ya andaba bien mariguas, así que nomás le apunté con la fusca y lo mandé corriendito a chingar a su padre. El vato salió todo escamado que ni tiempo tuvo de ponerse los pantalones jajaja. Y yo me quedé dormido.

    Al rato me despierto con los quejidos de mi puto primo. Estaba chille y chille que le dolía el culo y las tripas, ni se acordaba de todo lo que le hizo su amante. Yo de buena onda lo ayudé para llevarlo al baño, que acabara de cagar los mecos atorados y numaaa que le sale la pinche rata del culo, pero toda despedazada y llena de gusanos. Mi primo casi se desmaya del susto y me pidió que lo llevara a la clínica pa que le hicieran un lavado jajaja pero bien valiente que se sentía en su calentura jeje es neta.

    55 [del]

    Nunca he sentido nostalgia de la infancia; nunca he sentido nostalgia de nada. Soy, por índole y en el sentido literal de la palabra, futurista […]. Tengo del pasado tan sólo la nostalgia de personas idas a las que he amado; pero no es una nostalgia del tiempo en que las amé, sino de ellas; las querría vivas hoy, y con la edad que hoy tendrían si hasta hoy hubiesen vivido.
    ~PESSOA, Fernando.

    56 [del]

    Yo nunca he tenido en cuenta al lector, la prueba es que no los tuve. No los tuve durante mucho tiempo. De 'Pedro Páramo' se editaron dos mil ejemplares, mil de los cuales los compré yo para regalar a los amigos. Los otros mil tardaron cuatro años en venderse. Luego sí, al cabo de los años, comenzaron las ediciones. Pero todo esto esto no tiene importancia. Yo no he podido vivir nunca de la literatura. Y me parece bien.
    ~RULFO, Juan.

    57 [del]

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    94 [del]

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    95 [del]

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    97 [del]

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    98 [del]

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    99 [del]

    ASSS

    100 [del]

    ASSS

    101 [del]

    aver

    102 [del]

    aver

    103 [del]

    NO ME LO CREO

    104 [del]

    Yahooo

    105 [del]

    "Porque el amor no llega. La juventud se me escurre entre los dedos y el amor no llega. Sufro por eso. Sufro también por el rechazo. Pero la falta de amor es peor."

    ~SOSA VILLADA, Camila, Las Malas

    106 [del]

    María era la santa de nuestra iglesia. El problema es que María no creía lo mismo. Estaba aterrada. En la pizarra mágica que usaba para comunicarse con nosotras, escribió: KIEN ME BA QUERER ASI. Qué podía responderle. El hombre que no quisiera a una mujer que prometía ser pájaro era un hombre estúpido y olvidable. Ella borró en la pizarra y escribió: KOMO BOY ATRABAJAR. Le dije que yo trabajaría por las dos, aunque la promesa fuera completamente falsa. Ella negó con la cabeza y enterró su rostro en las almohadas ribeteadas con puntillas de plumetí. SOI UN MOSTRO, escribió casi sin mirar la pizarra.

    — SOSA VILLADA, Camila, Las Malas

    107 [del]

    ¿Qué hacer con la certeza de que la mirada del otro dice lo mismo que la nuestra, que es posible por un momento amarse con alguien, que es posible salvarse, que la felicidad existe?

    — SOSA VILLADA, Camila, Las Malas

    108 [del]

    [...] La desidia de la gente ese día me ofreció una revelación: estaba sola, este cuerpo era mi responsabilidad. Ninguna distracción, ningún amor, ningún argumento, por irrefutable que fuese, podían quitarme la responsabilidad de mi cuerpo. Entonces me olvidé del miedo.

    — SOSA VILLADA, Camila, Las Malas.

    109 [del]

    El hombre sentado en su silla de rey

    arrancaba con los dientes jirones de carne

    del hueso de una costilla.

    Tiene la boca grasienta.

    En la mesa un sifón de soda y una botella de vino,

    un vaso que tiene los bordes grasientos.

    Un perro cachorro duerme al fondo del cuarto

    y algunas moscas sobrevuelan su sueño.

    La radio sintonizada en la voz de Mario Pereyra.

    Un pan duro se desmorona sobre la mesa 

    y el hombre continúa arrancando la carne del hueso.

    Tocan la puerta.

    Quién es, pregunta el hombre.

    Somos los dolores que causaste, las tristezas que provocaste.

    Aquí estamos para hacer cuentas.

    El hombre se levanta tirando sobre la mesa

    el repasador con que se limpia la boca.

    Cualquiera diría que es un hombre valiente,

    o se amedrenta  frente a la voz del destino.

    Somos los animales que mataste,

    las lagrimas que provocaste,

    las consecuencias que no importaron,

    las personas que no quisiste dignamente.

    Somos nosotros, los dolores de tus hijos,

    los dolores de tus mujeres,

    los malos recuerdos que cincelaste,

    las ruinas sagradas sobre las que escupiste.

    El hombre abre la puerta y los deja pasar,

    les pide disculpas por los pocos muebles.

    Y se excusa: hace mucho tiempo

    se ha olvidado de todos ellos.

    Ahí se sienta a mirarlos,

    últimamente cada vez mas seguido,

    cada día, cada noche,

    se acuesta a mirar la obra de su daño.

    Piensa en eso y a veces se lo olvida.

    Su hija lo viene a visitar y lo cubre de besos.

    El cachorro salta y engorda,

    la sangre se desprende del hueso.

    Y la cama es cómoda.


    — SOSA VILLADA, Camila.

    110 [del]

    Desconfiábamos doblemente de ellas por su vida de varones. No voy a mentir, muchas de nosotras retornábamos a veces a nuestro aspecto masculino, emprendíamos ese regreso por el camino de la vergüenza, nos metíamos en nuestro cuerpo antiguo, en la imagen negada y a veces hasta odiada. Y Las Cuervas traían consigo ese aura de varón que nos revolvía el estómago de sólo tenerlas cerca. No era sólo el hecho de no salir del armario. Era que no salían por mera comodidad. Su comodidad dejaba en evidencia nuestra incomodidad: nosotras no habíamos tenido nunca la oportunidad de escondernos en el armario. Nosotras habíamos nacido ya expulsadas del armario, esclavas de nuestra apariencia.

    — SOSA VILLADA, Camila, Las malas.

    111 [del]

    "La libertad no es un estado sino un proceso; sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe. Sólo la cultura da libertad. No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas; no la de pensar, sino dad pensamientos. La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura".

    ~Miguel de Unamuno.

    112 [del]

    Pero siempre entendemos demasiado tarde a los seres que más cerca están de nosotros, y cuando empezamos a aprender este difícil oficio de vivir ya tenemos que morirnos, y sobre todo ya han muerto aquellos en quienes más habría importado aplicar nuestra sabiduría.

    ~SÁBATO, Ernesto.

    113 [del]

    Anastasio Quiroga era un folklorista que -según Kusch- conservaba "su concepción del mundo popular y jujeño". Cuenta Kusch que una noche de Año Nuevo pudo grabar "los mejores aspectos del pensamiento de don Anastasio". Habló del don de curar que tiene alguna gente: "quien tiene ese don es capaz de curar un animal embichado incluso por teléfono". Decía que quien no tiene ese don tiende a simularlo, porque "el que no es nada es el que se aflige por serlo". Atribuía ese don a "la natura", término que no supo decir de dónde lo había tomado.

    114 [del]

    Me recuerdo meneándomela delante del espejo del armario después de ponerme los zapatos de tacón alto de mi madre, mirándome las piernas, levantándome lentamente la falda por los muslos, más y más alta, como si estuviese descubriendo los muslos de una mujer, recreándome en la visión de las piernas oscurecidas por las medias; y siendo interrumpido por dos amigos entrando en la casa.

    —Sé que está por aquí en alguna parte.

    Y yo vistiéndome apresuradamente, y entonces uno de ellos abriendo la puerta y encontrándome.

    —¡Hijos de mala puta! —grité yo, y los eché fuera de casa destempladamente, y los oí hablar mientras se alejaban:

    —¿Qué le pasa?  ¿Qué coño le pasará?


    ~BUKOWSKI, Charles, Confesiones de un hombre lo bastante loco
    como para vivir con las bestias
    .

    https://sites.google.com/view/maldito-charles-bukowski/textos/se-busca-una-mujer/confesiones-de-un-hombre-lo-bastante-loco-como-para-vivir-con-las-bestias

    Vía: @EscritoresMalditos@mastodon.world

    115 [del]

    No quiero más que estar sobre tu cuerpo como lagarto al sol los días de tristeza.

    ~VALENTE, José Ángel.

    116 [del]

    ¿Sabes por qué este mundo no tiene arreglo? Le aseguré que no sabía. Me dijo: - Porque los sueños de uno son las pesadillas de otro.

    ~BIOY CASARES, Adolfo, Dormir al sol.

    117 [del]

    La maniática tarea de construir eternidades con elementos hechos de fugacidad, tránsito y olvido.

    ~ONETTI, Juan Carlos.

    118 [del]

    El peso de las palabras no dichas es más pesado que cualquier carga que llevemos. Es el peso de las cosas que no se dicen, de las emociones enterradas profundamente, de las verdades escondidas en los rincones oscuros de nuestra mente. Y a medida que ese peso crece, comienza a aplastarnos, a asfixiarnos, hasta que ya no podemos hablar, ya no podemos expresar las cosas que necesitamos decir, las cosas que podrían liberarnos de la prisión de nuestro propio silencio.

    ~WALKER, Alice, El color púrpura.

    119 [del]

    “Créeme, estoy en el centro de mi habitación
    esperando que llueva. Estoy solo. No me importa terminar o no mi poema. Espero la lluvia, tomando café y mirando por la ventana un bello paisaje de patios interiores, con ropas colgadas y quietas, silenciosas ropas de mármol en la ciudad, donde no existe
    el viento y a lo lejos sólo se escucha el zumbido de una televisión en colores, observada por una familia que también, a esta hora, toma café reunida alrededor
    de una mesa: créeme: las mesas de plástico amarillo se desdoblan hasta la línea del horizonte y más allá:
    hacia los suburbios donde construyen edificios
    de departamentos, y un muchacho de 16 sentado sobre ladrillos rojos contempla el movimiento de las máquinas.
    El cielo en la hora del muchacho es un enorme
    tornillo hueco con el que la brisa juega. Y el muchacho juega con ideas. Con ideas y escenas detenidas.
    La inmovilidad es una neblina transparente y dura que sale de sus ojos.
    Créeme: no es el amor el que va a venir,
    sino la belleza con su estola de albas muertas.

    ~BOLAÑO, Roberto.

    120 [del]

    Delila hace
    en qué consiste su grand
    lo podríamos vencer, p
    y lo atormentemos: y
    otros te dará mil y o
     6 `Y Delila dijo á
    que me declares
    de fuerza, y cóm
    ser atormentad
     7 Y respond
    con siete mi
    estén enjunto
    seré como cu
     8 Y los pr
    jeron siete
    se habían
     9 Y  es
    una cá
    són, l
    est
    po

    a
    o
    y

    (...)

                Los Danitas roban
    te daré diez siclos de pla-
        ordinario de vestidos, y
             vita se quedó.
             Levita en morar con
                 tenia como a uno

                      l Levita y aquel
                       te, y estaba en

                         é que Jehová
                          Levita es he-


                           dad de Lais,
                                      rey en
                                        la tri-
                                         don-
                                        no le
                                            Is-

                                              i-
                                               -
                                              e
                                               ,
                                               -
                                              a


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