Y no tolerar algo es ser fascista.... FIN.

>>2
si no piensan como yo eres fascista como hitler gegege

Al que no abre la cabeza, no le crece el corazón.
Y se le coagula el kokoro, como si de una morcilla se tratase.

Es reírse de algo porque su empalagosa ingenuidad es arrojada al mundo y al escarnio. Y como somos machos e inteligentes, estamos por fuera de esas primarias debilidades. Sólo la gente patética necesita afecto y contención, nosotros no, porque somos poderosos e inconmovibles. Disparamos plomo porque de plomo es nuestro seso y de piedra el corazón.
Nunca querremos ser ponys.
Siempre carniceros.
Y si algún día, viejos y blandos, osemos mendigar cariño, que nos lleven al fondo y nos den un balazo en la nuca.
Jaja jaj viva la grasa perro XD!!!

EEH Intolerantes en su Máxima Expresión

Osea que eres un cringe... jé...

Ni la leí...
Saludos.....

Pero el opaco puercoespín no quería cejar en su empeño. Aquel ogro de burdas maneras había llegado a su corazón, y con su verde y mandingoso miembro, había recorrido el interior de Shadow, que le amaba locamente.
Estimó que la ogra estaría por llegar a la vivienda que compartía con su esposo. Shrek era un titán del amor, abundante en tamaño y fluidos, ¿por qué no compartirlo? Porque soy negro y negra tengo el alma, cantó Shadow para sí, recordando a Juanes.
Tras una hora de esperar pacientemente, comiendo silenciosamente papitas Prongles, Fiona apareció. Su barriga era descomunal. Shadow la despeció, preguntándose por qué razón su codiciado galán verdoso prefería aquella hembra varicosa y celulítica en lugar de sus sólidas turbonalgas nubias.
Se lanzó girando como un shuriken, a la velocidad del sonido contra la infortunada ogra.
Fiona murió en el acto, salpicando de tripas los troncos de los pinos. El impacto dejó atontado un poco a Shadow. La carne de la ogra era bastante firme después de todo. Pero el mal ya estaba hecho. Shadow corrió a toda velocidad contra un peñasco y se dio la cabeza contra él. Ya había calculado que así no moriría, aunque al menos se fisuraría el cráneo. Ya escuchaba los alaridos desconsolados del ogro. Se hubieran escuchado a varios kilómetros.
Shadow desenfundó su Glock 17 calibre 9mm, abrió su boca y se voló la tapa de los sesos.

Una horda de ogros espectrales fue capturada por un nigromante. Materializó en un fluido ectoplásmico la etérea y elusiva naturaleza incorpórea de los extintos guerreros pantanoso y luego deshidrató ese moco apestoso. El polvo resultante lo combinó con levadura, azúcar blanca refinada y gengibre y armó un pequeño ejército de hombrecillos-galleta.
Pero ninguna guerra podía ganarse con estos crocantes y efímeros seres que se desmigajaban al más mínimo roce.