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    Cadáver exqusito (20 respuestas) thread icon

    1 [del]

    El ñomo se debatió ferozmente, pero Enoc Quishpe había prevalecido, pisándole la cabeza hasta romperla como un pomelo. Clotilde, la novia de su hermano mayor, había caído en la batalla. Enoc se despertó llorando. Le gustaba hablar con ella, en el mundo despierto. Tenían un juego que al hermano le disgustaba: como Enoc tartamudeaba mucho, Clotilde le escribía preguntas en papeles y cuadernos. A veces se contestaban con dibujos. A veces escuchaban música y garabateaban "escritura asémica" y hacían mímica y hasta unos bailes secretos (de los que nadie sabía nada). Esto lo hacían cuando Samuel Quishpe iba a jugar a la pelota por una Coca-Cola de dos litros que se llevaba el equipo ganador. Samuel Quishpe era un goleador de raza. Incluso atajaba los penales, y estaba orgulloso de sus reflejos, de su agilidad. Aunque quería a su hermano, le molestaba de modo indisimulable que se llevara tan bien con "su chica".
    Clotilde nunca había ido a ver jugar a la pelota a Samuel, y nunca iría.
    Esto a Samuel le hería el ego y le encendía una furia loca.
    Fue entonces que llegó a su casa y...

    2 [del]

    ... encontró una de las libretas de dibujo de su hermano, ahí, tirada en el piso, como si un demonio de esos de bajas vibraciones la hubiera puesto de carnada. Página tras página, la letra inconfundible de SU Clotilde, solo que en un idioma entre ruso y chino, inentendible, impronunciable. Sensuales as, lúbricas eles, delicadas des, con enes y erres escritas al revés y equises con tres brazos. Lo único que le decía algo eran los signos de interrogación, sin mencionar los garabatos infantiles que recordaban a un mono pateando una roca. Cada palabra era una burla, cada punto seguido una carcajada.

    3 [del]

    Recordó sin querer una vez que ella le empezó a hablar de grafología, de runas, de alfabetos cifrados y él la calló a besos y la devistió y hicieron todo lo demás en silencio y luego ella nunca le volvió a hablar de nada. Sólo era juntarse y tener relaciones sexuales. Y ella se dejaba hacer todo como una muerta feliz. A nada decía que no pero a nada diría que sí. Mucho menos el fútbol.
    Cada trazo era la sospecha de que su hermano y su hembra estaban cogiendo en algún lado. Esos trazos eran de sémen, no de tinta. No quiso asumir nunca lo que ya sabía: Esta cholita no era como las demás que se fascinan con proezas físicas. No quería un futuro con nadie. No parecía querer un futuro con nadie nunca. Él la quería proteger, la quería salvar y cuando no estuviera haciendo otra cosa, quería cogérsela todo el día, quería preñarla y atarla a sí para siempre.
    No sabía lo que hacía, ahora estaba ausente de sí. Las vibraciones del ruido negro tomaron posesión de su cerebro. Saturnalia de duendes afilaban allí sus hachas y preparaban sus dardos de ponzoña de araña y ofidio. Agarró un cuhillo Tramontina de la mesada y subió como un puma por la escalera.

    4 [del]

    Estaba el papacito Enoc viendo Dargon Bol Keta en una página yaoi llamada dargonbowltrannies.com.ar. [...] fue increíblemente homosexual y de contenido excitante pues el papichulo Kokú estaba teniendo sexo con Vergeta pero de manera más violenta y no a la manera de Kokú: Vergeta quedó desangrándose en el suelo del planeta Fondo de Bikini y Vergeta parecía apendejado por el dubstep de pacotilla que escuchaba y luego empezó a gritar como marrana atorada. El cabello se le torna de un color rubio platinado como la mamacita Silvia Süller. Gritó más y más fuerte, tanto que me cagué en los pantalones. Sale el mismísimo Peter la Anguila de la televisión y canta una canción:
    Las manos de todos
    los negros arriba

    Y ahí lo vi, un mísil en mi placard, un zahir. Clotilde graffiteando una pared con La Chumi, Sarita de la cortada y la Parda del Callejón. Enoc estaba en Flores, en la casa de La Yoana, la tullida. Nació un poco atrofiada porque la madre quiso abortar pero la pulsión por la vida era mucha, casi como la lujuria por la vida de Kokú. Y ella lloró delante de Enoc, porque todas las pibas tenían su macho, salvo La Mariela que le gustaban las pibas. Y Enoc se enterneció y se sintió justificado y pensó un poco en Clotilde pero La Yoana estaba más que bien porque ninguna mujer lo abrazó tan fuerte ni conmovida ni nada.
    Luego junto a Peter La Anguila aparecieron Delfin Quishpe y Pablo Lezcano y cuando hicieron la fusión, sonó ésta canción:
    Un remolino mezcla
    los besos
    y la ausencia
    imágenes paganas
    se desnudan
    en sueños

    5 [del]

    Furro Obeso cayó como una bolsa de plomo del cielo, matando a Kokú. Vergueta, cubierto de renacuajos y tallarines saiayín lloró hastacel fin, pues Furro Obeso le bailó encima tap y luego malambo de los gauchos y lo dejó hecho un Cristo todo pisoteado. Mientras, Samuel caía en un vórtice alucinatorio. Su conciencia se desgarraba del cuerpo que con tanto orgullo solía encarnar. Amanda Chumi estaba besando sin freno a Clo, que se dejó asediar mientras "La Parda" y La Sarita las miraban borrachas y adormecidas. Estaba sonando un disco de Lycia.
    Enoc ya había eyaculado tres veces y ya quería estar en su casa. Yoana Meneces quería más. También se sintió como Samuel, caer en un lago temporal, disolverse singular, plural. Dormido, Yoana le hablaba y susurraba. Enoc soñaba que uma araña gigante en silla de ruedas lo envolvía en redes de baba.

    6 [del]

    Diez años han pasado de esa vida. Los duendes, los vampiros trannies y Furro Obeso habían matado a todos, menos a Clotilde. Pero había perdido el útero cuando los duendes pirañas la horadaron. Había perdido la memoria cuando los duendes zapateadores atizaron a talonazos su cráneo. Había perdido destreza en el bajo eléctrico cuando por impedir que robasen su libro de Giger, Erotomechanics, golpeó la repisa con un trompazo que llegó tarde.
    Justo se iba a mudar, no concebía pasar otro día allí, donde todo era siempre un descenso en el ánimo. Se encontró otra década chapoteando en ese pantano barrial.

    7 [del]

    Pasaron 900 años. Volvieron los grandes reptiles y se volvieron a extinguir. Les vampires trannies preñaron a los duendes hormonados y se generó una raza de reptilianos bastante opa que demoró menos de cien años en extinguirse. Llenaron el planeta de fósiles, plástico, grasa y pus.

    8 [del]

    Pasaron 5000 años más. El tiempo es una flecha. Nuevos humanos vendían como esclavos a sus hermanos. Construyeron torres y templos. Adoraron animales y generaron rituales. Bebieron litros de sangre en los carnavales. Ensuciaron loscríos con podredumbres industriales. Terminaron en las ruinas circulares. Adoraron a la diosa serpiente Clothos, al dios jaguar Samus, al dios quetzal Enotl, a la colibrí Am'and. Hubo deidades con cuerpo humano y cabeza de condor. Su hembra se llamó Yayita.

    9 [del]

    Pasaron 100 millones de años. No quedaba vida orgánica en el planeta, pero los robots se oxidaban y entonces descubrieron que sin humanos volvía a existir el oxígeno. Bacterias anaerobias se pusieron a hacer aeróbics. Moléculas de esmegma de robot se gangbanguearon con hongos, moho y pus de robot. Otra vez el viejo ácido ribonucléico y su colega doble hélice. Cayó del cielo, desde otra dimensión, un microscópico FURRO OBESO y empezó a repartir sopapos a los complejos macromoleculares, a los aminoácidos, a las células procariotas. Parecía que la vida otra vez se extinguiría.
    Pero una célula terrorista vampira trannie le manduqueó la próstata a FURRO OBESO y con sus lascivos colmillos de grande absorción le bebió un litro de sémen, otro de sange y hasta la vesícula biliar, los cálculos renales, el líquido raquídeo y el moco de los pulmones.
    Por primera vez, FURRO OBESO había caído muerto. Muerto de un tanático placer, pero muerto por una feroz deshidratación que lo momíficó.
    Este evento no tenía precedentes.

    10 [del]

    Pero Furro Obeso aprendía de sus fallos y así, con la humildad que lo caracteriza, disolvió a los clones de sombra que sembraban el caos por el cosmos de universos posibles, potables y digeribles y con su turbia alquimia, conjuró el cuerpo de metal líquido, al que llamó "Modelo T-1000". Transfiriendo su tétrica mente sombra al pesado cuerpo shapeshifter, retornó al universo donde sucumbió su proyección matérica ante el diminuto vampiro trannie succionador de plasma y hasta esmegma, y lo sopapeó, lo sodomizó y lo cocinó en una sartén con huevo, perejil, ajo, pan rallado y se lo devoró.
    No obstante, en un barrio humilde a donde no iban ni las bacterias, una chavita llamada Sarah Connor tuvo un hijo llamado Cooler O'Connor que encabezó una rebelión abarajando la bañera y como esta versión de Furro Obeso no podía volar ni desafiar la gravedad en forma alguna, cayó en la bañera con agua del lago de Jusengkyo, transformándose en una flaca colorada y como Cooler O'Connor no era de hierro, le hizo el amor a la manera de Kokú y luego de diez años ya no se podían ni ver. Furro Obeso moriría ahorcado por Cooler O'Connor porque Furro Obeso en forma de flaca colorada amenazó con abandonar el nido de ambos, moldear con barro empetrolado y cartapesta putrefacta, un nuevo amante gentil o quizá un esclavo que supiese sonreír.

    11 [del]

    Donde están los vampiros :/

    12 [del]

    Cooler O'Connor había comido el fruto prohibido, la nuez de Adán del cuello de la flaca colorada que al morir se tranformó en un charco de metal líquido. Parecía que se hubiese roto un termómetro gigante, podría haberse pensado, si hubiese alguien capaz de pensar así. La ingesta del fruto traía la inmortalidad primero, la demencia después. Silencio en un mundo sin pantallas, bocinas ni pájaros, Cooler quiso morir. Pero el rayo no le hería; por sus venas corría hierro y cobre. Era un conductor de la electricidad. El agua no le ahogaba, el oxígeno no le oxidaba. Vio nacer y apagarse uno, dos, tres soles. Imaginaba conversaciones que supo, nunca tendría con nadie.

    13 [del]

    Estas conversaciones no concluían al dormir, de hecho, Cooler O'Connor ya no se movía, había recorrido el planeta de cabo a rabo hasta el mero hartazgo. Tampoco tenía sueño, veía como si fuera un testigo sus propias imaginaciones. Le parecían lejanas y ajenas. Veleidosas y fatigosas. Vislumbró a la reina de las lombrices, a la serpiente alquímica, al triángulo ocular, al cabro cantarín con su flauta de pan y al pelado con polera.
    "¿Para qué todo esto?" pensó y oyó su propia voz en su cabeza. Como un eco.
    Alguien más estaba en su cabeza.
    Pero no era él.

    14 [del]

    Borrado el límite entre fantasía y realidad, entre sueño y vigilia, Cooler O'Connor, resistente como un roble, se empezó a debilitar. Recibió su decaimiento cpn alivio. Cada día se disolvía un poco más. Donde no había nada, empezó a haber algo, otra vez la misma cantinela. Hierbajos crecían al sol. Hormigas formaban senderos. De a poco aparecía algún nuevo sonido de pájaro. Todo le resultaba a Cooler O'Connor harto familiar, aunque sus recuerdos se deterioraban día tras día. Cada vez que volvía a salir el sol, su cerebro se hacía más papilla. Cada vez había más olores en el aire. Todo era evocativo, pero sin nostalgia, porque ya no sabía a qué aferrarse o qué cosa extrañar. Entendía el lenguaje de los animales, pero tan pronto sus mensajes eran pronunciados, una sutil ventisca cerebral le arrebataba el significado.
    Hasta que cada partícula de Cooler O'Connor se perió en el éter.

    15 [del]

    He estado subiendo retazos de esta historia en un blog, de forma parcial, para preservar contenido original aquí:
    https://garompus.blogspot.com

    16 [del]

    Todo era cósmico y gigante en extensión temporal. Si se terminasba la vida en un planeta, volvía a reaparecer y evolucionar. Las filosofías que postulaban no intervenir en el desarrollo natural de las cosas no prevalecían. El ciclo de extinción y renacimiento se había dado una vez más. Por ahora, sugiero prestar atención a lo pequeño, a como un pequeño Furro Obeso tenía una densa relación con su padre. Nunca fue aceptado, siempre incumplió con las expectativas. Siempre se sintió inadecuado. Los amigos,, durante una época cursi y virginal, con todo por descubrir, fueron un refugio. Un bálsamo. Pero todo terminó cuando...

    17 [del]

    ... sus padres defecaron, orinaron e incineraron su ejemplar del Necronomicón comprado en una feria de viejos hippies con olor a vino en cartón. Estaba mordido por la humedad y olía a chizitos, a perro mojado. Tenía marcas de hongos. Los rasquetié lo mejor que pude con un pincel seco de buena cerda. Pero ahora estaba ilegible. Insalvable. Irrestaurable. Sonidos oscuros, densos como ectoplasma ingresaron a su cabeza y se agarró a piñas y perdió, porque un vecino lo emboscó por detrás y le incrustó un palo de escoba en un costado. Quizá una costilla se rompió, pero qué bronca. Era mi tesoro y lo mataron. Nunca más otro igual. No sabía cómo desencriptar sus secretos pero tenía internet. Conseguiría que alguien lo escaneé. Ahora me pateaban en la cabeza, en las pelotas, en la panza.
    Me echan de casa. Me tiran mis escritos, mis historietas. Hacen una pequeña hoguera. Los niños del vecindario se ríen y cantan. Lloro. No quiero llorar. Y lloro como un boludo humillado. Aprieto los dientes, me duelen y está todo redondo e hinchado, quizá me falte algún diente, cómo me duele la pera. Alguien me dijo que mi sonrisa era linda. Qué mierda, qué mierda importa. Ya sé quién, pero no sé para qué todavía sé eso.
    Voy a traer a los vempiros trannies.
    Voy a traer a los duendes.
    Voy a traer a Nyarlathotep.
    Voy a traer la destrucción.

    18 [del]

    Pero le traía el desayuno, el almuerzo, la merienda, la cena y el postre a los lagartos porque tuve que hacerme repartidor. Hice mahia negra y me volví inmortal, pero tenía que vivir en el sistema. Era mi programación. Era un robot autómata sin verdadera voluntad. Todas mis antiguas ideas de rencor se hicieron un moho lejano, como costras de óxido que se desprenden, como pintura descascarada al sol.
    Cantando al sol.
    Había algo liberador en no tener nada. En el barrio no habían bicicletas. Los ladrones habían diezmado a los ciclistas. Los diendes comprsban las bicicletas por Mercado Libre y las acumulaban en el desierto de Flores.
    Una vez levantaron una escultura en hono a Macri, el destructor de Argensimia. Pero se desmoronó y mató a 15 duendes. Luego los duendes celebraron y murieron 85 duendes, en el baile a beneficio.
    Nyarlathotep dormía, en su reino marítimo, Fondo de Bikini.
    Los vampiros trannies emigraban

    19 [del]

    Me cambié el nombre a Gilgamesh. El barrio se había desertificado. Ya no habían autos ni camiones. Ya no se conseguían cubiertas. Ningún tipo de repuestos mecánicos. Pero cualquiera con un poco de efectivo podía mandar a matar a un vecino y tomar sus órganos como repuesto corporal o como alimento. Era común comer polenta con riñón humano, arroz con seso. A mí me gustaban los fideos con corazón.
    A menudo quería irme, pues fuera de lo culinario, no tenía motivos para quedarme. Así y todo, no hallaba la motivación para emprender el viaje del héroe. Cada día era una derrota del ánimo. Quizá estaba acostumbrado a perder, a morir pequeñas muertes. Vivía cervezalmente. Me gustaba la cerveza Pata-Agonía, pero la cerveza Brahma costaba LA MITAD. La malta de ésta era sustituída con potaje de orugas y avispas molidas. Lo sé porque trabajé en los morteros del alambique brahmin, donde un casto castizo de la casta mequetréfica intentó aniquilarme.
    Con mi dominio de las artes marciales chinas, pude injertarle una escoba Cumulus Nimbus 2000 de Harry Potter en el upite a ese bellaco y remontarlo hasta la estratósfera, donde el vil truhán reventó como un sapo, debido al preciso sistema antiaéreo ucraniano.
    Pero la vigilancia perpetua me captó con sus cámaras y fui condenado al destierro, en el desierto de Atacama.

    20 [del]

    Empecé a caminar hacia dentro sin detenerme. El desierto es maravilloso, todo lo doblega. La tecnología permitía surcarlo. Pero era inaccesible a nuestros devaluados billetes, a nuestra miseria sin par. También la constancia servía. Pero desnutrido e insolafo, mi cuerpo era una llaga.
    Sucumbí.
    Los djinn, los duendes y los vampiros trannies disfrazados de hienas con tacones se disputaron mi cuerpo. Los duendes, que eran siete, estan sedientos, insolados, vomitados y con los ojos como pasas (estaban ciegos).
    Demás está decir que los vampiros trannies succionaron sus fluidos vitales con facilidad.
    Los djinn esperaron a que volviera el sol abrazador. Mi cuerpo había sido devorado, adherezado con orégano, comino, laurel. Bebieron vino de dátiles. Retorcieron el cuerpo de uno de los duendes como si estrujaran un trapo de limpiar mesas sobre mi cuerpo para aportar humedad.
    Los djinn pelearon entre ellos. "¡Se van a comer todo el cuerpo y tomar todo el vino!" "¡Weón, después los comemos a ellos!" "¡Pero no va a quedar VINO!"
    Entonces saltaron con garras y colmillos.
    Hacía décadas que no probaban vino.


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