Escucha esta canción: Verás que esto que sientes no te pasa a ti solo.

https://myv2.bandcamp.com/track/todo-lo-que-no-hay

No es por costumbre
ni por capricho
que te estoy recordando
es que otra cosa no hay

El tema es saber hasta donde permitirle a la otra persona desobedecer un acuerdo. Nos enamoramos de una fantasía, sea de amor eterno, de fidelidad, de respeto mutuo, de proyectar un futuro hacendoso juntos. Y la realidad nos termina corriéndonos el velo de un sablazo.
La verdad nos hace libres, pero preferimos el apego a la ilusión.
En mi caso tuve que hacer un duelo, pero eso que pasó (eso que dejé que pase) me terminó conduciendo a mí mismo.
Nadie come un helado pensando en que se va a terminar (de ser así, nadie comería helado). Las relaciones dan placer, al terminar nos duele renunciar a lo que nos deleitó. Pero estar en una relación no nos salva y estar solos no nos mata.

Hay quien sufre para no sufrir. No tengo muy presente ese capítulo de Evangelion, creo que el título era "El dilema del erizo": Allí se mencionaba una analogía de cómo los seres que se acercan para no estar a solas se hieren en compañía debido a esas pinches púas. No recuerdo si este dilema tenía una solución satisfactoria o sencillamente había que aceptar las cosas como eran, como siguen siendo.
A este respecto, para ver el asunto desde un sitio diametralmente opuesto, pienso en Mabel Pines cuando desenfadadamente enuncia: El romance es como un chicle: Cuando pierde el sabor, sólo tomas otro.