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Cuenten historias o similares. Comienzo yo.
weón, era un viernes cualquiera, el liceo ya estaba medio vacío y nosotros quedamos dando vueltas pa’ puro wear. yo con mis amigas nos metimos al baño de hombres porque ahí nunca entra nadie, y empezamos a jugar verdad o reto. entre risas, nos dábamos besos pa’ los retos y la cosa se puso media intensa, pero todo en buena onda.
de repente una de ellas saca de su mochila una ouija, así como si fuera lo más normal. yo quedé pa’ dentro, pero igual nos animamos. pusimos la tabla en el suelo, justo frente a los espejos que siempre se ven raros, como empañados aunque no haya vapor.
apoyamos los dedos en el cosito y preguntamos: “hay alguien aquí?”. la wea se movió sola al “sí”. todos nos miramos, nadie admitió moverlo. ahí ya nos cagamos de miedo.
los espejos empezaron a ponerse más turbios, como si alguien respirara detrás. se marcó una sombra larga, sin cara, parada justo atrás de nosotros. el puntero empezó a moverse rápido y escribió: veo.
en ese momento se escuchó un portazo fuerte, pero no había nadie afuera. nos paramos al tiro y salimos corriendo, dejando la tabla tirada. mientras huíamos, las puertas del bañó se abrió y cerró sola, una tras otra, como si algo nos siguiera.
desde ese día nadie quiso entrar de noche a ese baño.