EEH hilo establecemos las bases para el estudio y desarrollo científico del anonimato en IBs y BBSes.

Junto al Ka, el Ba, el cuerpo físico y la sombra, el nombre era uno de los elementos que formaban al ser humano. Debía ser asignado nada más nacer para que el individuo existiera realmente y era un concepto importante e imprescindible. Sin en el nombre el recién nacido no existía, no tenía identidad, como tampoco podía existir ningún objeto inanimado o deidad.
Para los egipcios, así como para otros muchos pueblos de la antigüedad, todo debía llevar un nombre específico; la carencia de éste suponía la no existencia. Todo lo creado poesía un nombre concreto y gracias a ello tenía identidad, poseía una designación.
El nombre era un poderoso instrumento mágico que portaba parte de la esencia de la persona o cosa que lo llevara y su eliminación suponía la anulación de su propio ser. Conociendo el nombre de un dios o de un individuo se tenía control sobre el mismo, se tenía conciencia de su ser, y también se corría el riesgo de una manipulación maligna. Especialmente arriesgado para los dioses era que fueran conocidos sus nombres secretos ya que eso suponía perder el dominio sobre su persona, sobre su energía y transferir en beneficio del conocedor parte de sus poderes. El propio secreteo tenía en sí mismo un poder sobrenatural.

CASTEL, Elisa, Egipto: signos y símbolos de lo sagrado