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Mitos y leyendas

1 [del]

Las lilim son, según la mitología hebrea, demonios femeninos (súcubos) hijos de Lilith, primera esposa de Adán, quien dio a luz a infinidad de vampiros y demonios. Lilith, creada antes que Eva, encarna a la belleza maligna así como a la madre del adulterio y de la fornicación pasional.

Algunos de estos demonios lilim, como Lilu, eran espíritus errantes, de sexo femenino, equivalentes a la figura del vampiro y el súcubo. A la misma clase de demonios pertenecen Idlu Lilu y Artad Lili, existentes también en la mitología acadia y sumeria.

Los lilim son descritos como "seres cubiertos de pelo" que mataban a todos los niños menores de ocho días aún incircuncisos.

3 [del]

Al parecer estos personajes monstruosos se usaban originalmente para representar la alteridad; la otra persona, el otro género, la otra clase, la otra etnia, etc. A Goenka le he escuchado decir que en la India solo se insultan con comparaciones con animales, como cerdo o burro. En occidente no es diferente; tiramos de comparaciones con todo tipo de animales, plantas, órganos genitales, sustancias corporales.

Las criaturas mitológicas son quimeras abstractas que mezclan cualidades de animales, personas o lo que sea. Los vampiros y succubos representan el parasitismo entre especies y entre generaciones. Por ejemplo, sobre el incubo:
>En Bolivia es conocido como La Sajra, con apariencia de gato. Aunque no copula, mientras la mujer duerme, sube desde los pies y se posa sobre el pecho de la víctima impidiendo su movimiento. Si tiene éxito, esta muere; si no, enferma.
Es una metáfora obvia del bebé lactante.

En la Revolución Francesa el vampiro habrá representado a la nobleza y en la Alemania natsi a los judíos y comunistas.

En la época contemporánea, desde principios del XX y luego más marcadamente desde los 60s y ahora con la internet, se ha ido entendiendo y subvirtiendo este fenómeno primitivo. Desde el "no, tú" al "ya, sí y qué". Ahora es orgullo queer, orgullo bruja, orgullo vampiro. Ya da lo mismo porque no hay inquisición. Seguro quedan pendejos, como los islamistas en oriente medio o simplemente aburridos que quieren ver evidencia de lo sobrenatural o de alienígenas prehistóricos, pero al final son solamente chistes sobre mujeres, crías, negros, judíos, etc. Cuentos y chistes sobre cosas familiares.

4 [del]

>En Brasil es conocido como Boto, porque se dice que el delfín rosado de río en las noches de luna llena se transforma en un joven y bello, con traje y zapatos blancos y su característico sombrero blanco con que busca tapar el agujero que no pierde en lo alto de su cabeza. Se acerca a fiestas y bailes para seducir muchachas.
No joda.

5 [del]

>>4
>con traje y zapatos
Prepucio y gónadas.

6 [del]

En la película Alien, el octavo pasajero, se puede ver una analogía con el embarazo, y lo terrorífico es también el hecho de que los hombres también pueden ser "preñados" por el tremendo chobi picarón.

7 [del]

>>6
El docu "Memory: The Origins of Alien" aborda esa película como mito. No me acuerdo de todo, pero empezaban con Delfos y la tragedia de Esquilo y salían unas avispas que ponen sus huevos en orugas vivas.

8 [del]

[b]El Pombero[b] es un ser originario de la mitología guaraní (algunos autores difieren en esto), muy popular en Paraguay, en ciertas partes del sur de Brasil, y en zonas argentinas como Misiones, Corrientes o Entre Ríos.

Este ser gusta de acosar y violar mujeres, asesinar a quienes deterioran innecesariamente la naturaleza, y castigan a quienes osan pronunciar su nombre en voz alta o les faltan el respeto imitando su silbido, que según cuentan es escalofriante y de hasta 30 segundos.

En guaraní, el nombre que se le da es “Cuarahú-Yara”, lo cual significa “Dueño del Sol”. Sin embargo, esto es sólo aparente, pues aquel es el nombre de un viejo rojizo con un solo ojo en la frente, dientes de perro, brazos largos y enormes manos. Este ser, según indica el especialista Félix Coluccio, no es una modalidad del Pombero sino un ente diferenciado. Así, los verdaderos orígenes de su nombre habría que buscarlos en el sur de Brasil, donde se llama “pombeiro” al que espía, y en los aborígenes de las pampas argentinas, que llaman “bombero” al explorador que marcha en la línea de avanzada cuando se están efectuando tareas de reconocimiento. De allí, se cree que el nombre puede ser una fusión de ambos, o una deformación de uno u otro.

Versión tradicional del Pombero

Las primeras referencias al Pombero lo muestran como un ser alto, flaco, fornido, feo, y muy peludo. Sin embargo, esta versión carece de importancia en la actualidad, no solo porque prácticamente no existe información sobre la misma, sino porque, de una forma que podríamos llamar “casi oficial”, el Pombero es popularmente conocido como una especie de duende. Esta es la versión tradicional, tanto en el folclore actual como en el de hace décadas atrás.

En la versión (la tradicional) que nos ocupa, el Pombero es una especie de hombrecillo pequeño, feo, fuerte, moreno, muy peludo, de brazos largos y manos enormes, codos y rodillas sin articulaciones (por lo cual hace movimientos toscos y grotescos), piernas cortas con pies invertidos que desorientan a quien lo intenta rastrear, un enorme miembro viril para abusar carnalmente de las mujeres, una barba larga —en ciertas versiones, tan grande que le cubre el miembro—, un sombrero de paja y una bolsa al hombro, aunque lo de la bolsa es dudoso, pues proviene de su confusión con el Kari-Vosá, otro ser mitológico.

Sean cuales sean los detalles de su aspecto, el Pombero ronda por los bosques, suele refugiarse en casas u otras construcciones abandonadas para descansar, y nunca deja de viajar, al menos entre las zonas en que se lo ha visto.

Sus habilidades son diversas: puede hacerse invisible y delatar su presencia a través de algo tan sutil como un escalofrío en quien supuestamente es tocado; puede deslizarse en espacios muy estrechos, correr velozmente en cuatro patas, imitar el canto de muchas aves (sobre todo nocturnas), el silbido de una persona y el sonido de víboras u otros animales.

La misión principal del Pombero es la de cuidar a la Naturaleza, vigilando el monte y velando por las vidas de los animales salvajes. Por ello y si bien permite la cacería, se enfurece cuando ve que un cazador mata más de lo que consumirá, cuando un pescador solo busca entretenerse, cuando un leñador corta madera que no empleará y, en suma, cuando cualquiera produce injustificadamente un daño a la flora o fauna. Su vigilancia es casi imposible de burlar, ya que supuestamente puede metamorfosearse y, por ejemplo, estar observando todo en forma de lechuza…

A la hora de castigar, el Pombero puede ser realmente implacable y cruel. Por ejemplo, en algunas partes de Argentina creen que, si encuentra a un niño cazando pájaros, lo tomará a la fuerza y lo abandonará lejos de casa, muerto o atontado, dependiendo del caso. Concretamente en el Chaco (Argentina), se cree que el Pombero puede chuparles la sangre a los niños, dejándolos secos y colgados de algún árbol…