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Según se creía, Fernando Pessoa, el poeta de Portugal, llevaba otros cinco o seis poetas dentro.
A fines del año 2010, el escritor brasileño José Paulo Cavalcanti culminó su investigación de muchos años sobre ‘alguien que soñó ser tantos’.
Cavalcanti descubrió que Pessoa no contenía a cinco ni a seis: él llevaba ciento veintisiete huéspedes en su magro cuerpo, cada uno con su nombre, su estilo y su historia, su fecha de nacimiento y su horóscopo.
Sus ciento veintisiete habitantes habían firmado poemas, artículo, cartas, ensayos, libros…
Algunos de ellos habían publicado críticas ofídicas contra él, pero Pessoa nunca había expulsado a ninguno [...]
— GALEANO, Eduardo, Los hijos de los días, 2012
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>>27
¡Gracias! Aquí traigo un plot: El pérfido Doctor Güero se introduce en el universo del guerrero rosado de insaciable apetito de Nintendo y, con LA MEMECIENCIA que le caracteriza, logra sustituir genéticamente la gula de Kirby por la lujuria del Maestro Roshi. Entonces, en un camping primaveral, durante una lluvia de estrellas, Kirby le hace el amor a la chica pulpo, luego al gato y hasta somete contranatura al rey Dedede, que miraba todo excitado por las artes oscuras 100% real no fake.
Un sueño donde uno de nosotros es Bugs Bunny y el otro, el Pato Lucas. Pero el pérfido Elmer Fudd nos dio de beber burundanga cannabinólica alto-oléica y quedamos re locos, besándonos en una fiesta donde sonaban Mau & Ricky, con su hit "Sticky Ichy lil brotha, tirame tu lechota".
Al despertar, nos desentendemos. Como si nunca hubiera pasado.
Y te extraño, pero no puedo al acercarme, recrear nada de aquella atmósfera onírica inalcanzable.
Las dificultades que tengo para hablar con la gente —seguramente increíbles para otras personas— se deben a que mi pensamiento, o mejor dicho, el contenido de mi conciencia, es totalmente nebuloso; a que dentro de él, en lo que me afecta sólo a mí, descanso sin perturbaciones y a veces satisfecho de mí mismo; a que una conversación humana necesita una agudización, una cohesión y una tensión interna que no poseo.
—KAFKA, Franz, Diarios (1910-1923).
No me aprecio a mí mismo.
No puedo apreciar a nadie que me aprecie.
Sólo puedo apreciar al que no me aprecia.
Aprecio a Jack,
porque no me aprecia.
Desprecio a Tom
porque no me desprecia.
Sólo una persona despreciable
puede apreciar a alguien
tan despreciable como yo.
No puedo querer a nadie
a quien yo desprecie.
Si amo a Jack
no puedo creer
que Jack me ame.
¿Cómo puede demostrármelo?
Hay un tipo de tristeza que viene de saber demasiado, de ver el mundo como realmente es. Es la tristeza de entender que la vida no es una gran aventura, sino una serie de pequeños, insignificantes momentos, que el amor no es un cuento de hadas, sino una emoción frágil y fugaz, que la felicidad no es un estado permanente, sino una rara y fugaz vista de algo que nunca podremos sostener. Y en ese entendimiento, hay una profunda soledad, una sensación de estar aislado del mundo, de otras personas, de uno mismo.
~WOOLF, Virginia.