30 Nombre: Lestat 29-04-2021 (jue) 20:34:17 [del]
Clo estaba en su habitación tratando de sacar una canción de tres acordes.
Los duendes del infierno onírico le rompieron la primera cuerda de su guitarra. Igual casi todas las canciones de su modesto repertorio eran con acordes de quinta, canciones de punk-rock. Cuando la noche se hiciera, antes o después de las doce, cuando sus padres salgan de gira orgiástica o caigan diezmados por la juerga y reposen en el suelo como troncos mustios, también caerán los duendes. Saltando sobre su cabeza hasta hacerla sangrar. Una vez consiguió retorcerle el pescuezo a Garompus, el duende travestido con pechos mordisqueados por los ferales bebés con dientes de piraña que acarreaba consigo el pérfido ñomo picarón de ropa verde y barba naranja.
"Pero me quieres meter en una iglesia
para que exorcicen mi alma y mi cabeza
de nuevo los celos, de nuevo los celos,
no sé si la tengo oh ohh..."
Hicieron su maléfica aparición. Sergio Tenis, el malandrín gnomo matarife apareció de una combustión espontánea en el libro de Edward Gorey, Los pequeños macabros. "Otra vez me están rompiendo mis cosas, ¡los odio!"
Le quiso dar un guitarrazo, como un acto reflejo de protección de sus cosas queridas, pero tampoco quería averiar la guitarra. El duende escapó por las paredes como una alimaña reptil. Uno de los tétricos bebés duende bebía una mezcla de sangre y pus del pecho de Garompus, quien trataba de cantar el mismo tema que había tocado Clotilde, pero a diferencia de la voz de la adolescente, la voz del duende afeminado desafinaba en un registro agudo y áspero. Una voz ideal para el black metal noruego de la década del noventa. Clotilde sintió que se burlaba de ella pero además de la canción visceral de Los Mentirosos. Y de un puntapié, dirigido a la mandíbula del malsonante Garompus, la ira de la trayectoria generó que el impacto atronase demoledor en la cabeza del retoño succionador: La cabeza del bebé monstruo reventó como una sandía, como una piñata nefasta. Sergio Tenis aplaudió, exclamando que había que hacer más bebés. Garompus empezó a cantar otro tema, esta vez, afinando algunas notas:
"Ella usó mi cabeza
como un revolver
e incendió mi conciencia
con sus demonios..."
El otro bebé empezó a gatear sobre el cadáver de su hermanito y empezó a masticarlo.
Sergio saltó sobre Clotilde y la sometió con la llave "mataleón". Clo había visto algunas peleas de UFC y aunque consideraba que era un entretenimiento violento pero amañado y por tanto, falso, estimaba que ese tipo de ahorcamientos sí eran efectivos para doblegar a un adversario. Garompus se acercó a ella, al punto que le sintió el aliento a agua estancada y una mano sin uñas acariciarle suave el cabello. "Soltate, soltate el pelo... soltate el pelo con Wellapon". Esta vez el registro vocal de Garompus sonaba grave y profundo.
Clotilde despertó orinada y bañada de sudor. Su libro de Gorey estaba sano pero a su guitarra le faltaba la sexta cuerda. Hoy había que entregar la tarea del classroom.